Historia y culto de Iemanjá

Ofrendas a Iemanja

Cada dos de febrero, las costas atlánticas de América del Sur se llenan de fanáticos y curiosos. Es el día de la diosa Iemanja, la deidad que habita en el mar. Todos los años, las playas de Montevideo son escenario de rituales y regalos que los seguidores ofrecen a la Orixá, en especial las playas de Buceo y Ramírez. Si bien las circunstancias históricas la sincretizaron con la imagen de la Virgen María de la religión Católica, Iemanja tiene su origen en las ancestrales culturas africanas.

El poder de los Orixás

Iemanjá es parte del panteón de los Orixás, y al igual que la Afrodita del panteón griego, está rodeada de leyendas y misterios. El dios supremo Olorun creó a cada una de los Orixás, que representan y se clasifican en las diferentes fuerzas de la madre naturaleza. Es así que se veneran a deidades del aire, la tierra, el fuego y el agua, como la bien conocida Iemanjá.

Cada Orixá tiene una personalidad, un comportamiento y una historia singular, que lo distingue del resto del panteón, directamente relacionados con el elemento natural que representa. Según las creencias del Candomblé, todos los hombres son hijos de algún Orixá: sus características psicológicas y su aspecto físico están determinados por ello.

Si quieres saber de qué Orixá eres hijo basta con observar tus características, pero para tener una lectura oficial, es preciso hacer una tirada de buzios (caracoles). Esta lectura solo la hace el Pai del grupo religioso. El dos de febrero podrás encontrar algún Pai tirando los buzios en la playa del Buceo de Montevideo. Estos hombres se distinguen por llevar un llamativo atuendo con colores brillantes o trajes aleopardados.

Siguendo con las enseñanzas del Candomblé, cada persona tiene además la influencia de dos deidades principales: el Orixá de frente y el Orixá de atrás. Este par de Orixás protegerá siempre al que los venere, pero un individuo puede además solicitar la protección de otras deidades, hasta completar el máximo de siete. Si en los rituales de la playa ves a un Pai tocándose la frente o la nuca, ello significa que está reverenciando a su Orixá de frente y de atrás respectivamente.

Iemanja católica

Origen de los Orixás

Este panteón de dioses nace en el pueblo de los yorubas en África, en la ciudad de Ile Ife. El rey y fundador de la ciudad, Oduduwa y una larga línea de descendientes, que hicieron actos notables en vida o se destacaron como guerreros, posteriormente fueron deificados por el pueblo, para formar el panteón de los Orixás.

El reino Yoruba conquistó pueblos y ciudades de la región, extendiendo el culto a otras partes de África, y sumando nuevas deidades locales al panteón. La masiva llegada de esclavos negros a Brasil, trajo esta nueva religión, su creencia en la reencarnación, en las artes de adivinación y por supuesto su singular y extenso panteón de dioses, que reunía deidades de varios pueblos africanos.

La religión Yoruba no permaneció con la misma lógica que tenía en África, sino que sufrió un sincretismo con las creencias de la región. Formó una religión única de Brasil, que con el tiempo también se extendería por el territorio uruguayo. A la vez que se mantuvo la veneración hacia dioses ancestrales de origen africano, nuevas deidades se sumaron al panteón.

En Brasil, estas religiones afro-brasileras que veneran a los Orixás, cuentan con un escaso 2% de seguidores en relación a la población total del país, que en su inmensa mayoría profesa la fe Católica. Este 2% se concentra principalmente en el estado de Bahía, y es por ello que a las uruguayas que profesan la religión y visten anchas polleras blancas o de colores, reciben el nombre de bahianas.

Se estima que el panteón de Orixás pasa el número de 400 deidades, si se suma el aporte de todas las religiones afro-brasileras. Además, los nombres de las deidades varían de una religión a otra, así que una lista exhaustiva de los Orixás sería una tarea de años. Como ejemplo podemos citar a los principales dioses de la religión Umbanda, que por otra parte es la más conocida en Uruguay. Estos son Oxalá, Exu, Ogum, Oxossi, Omulu, Xangô, y por supuesto, la deidad femenina Iemanjá.

Iemanja africana

Mito y culto de Iemanjá

Iemanjá procreó a todos los dioses Orixás, es la madre de todos y comparte con Oxum el poder de procrear. La reina del mar también tiene los poderes de la gestación, la fertilidad y une a las familias. Según la mitología, Iemanjá era la esposa del rey Olofi, soberano de la ciudad de Ife, y juntos procrearon diez hijos. Iemanjá extrañaba su pueblo y estaba a disgusto viviendo en Ife. Decidió escapar de su esposo, pero éste mandó todo un ejército tras ella. El ejército no tardó en alcanzarla y rodearla.

Años atrás su padre le había obsequiado un frasco, que debía romper si se presentaba alguna situación de emergencia. Iemanjá rompió el frasco en el suelo. Se formó un río que le permitió escapar de los hombres de su esposo, y llevarla de regreso a su casa paterna en el océano.

La iconografía más tradicional de la diosa es una mujer negra, esbelta y de curvas pronunciadas. En sus variantes aparece amamantando a un niño, portando un espejo y con una corona, o como una sirena. Luego del sincretismo con el catolicismo, esta representación se vio desplazada por la imagen de una mujer blanca de pelo negro y largo, con perlas en sus manos y usando un vestido celeste.

Por ser la reina del mar, el catolicismo la sincretizó con la advocación Stella Maris de la Virgen María, también conocida como Nuestra Señora de los Navegantes. A sus poderes sobre la familia, el amor y la fertilidad, hay que agregar su rol de protectora de los barcos y de los pescadores.

A esta deidad le gustan los claveles blancos y se la asocia con el color celeste. Las ofrendas que recibe el mar cada dos de febrero, además de claveles y velas celestes, incluyen comidas, perfumes, bisutería y frutas, en especial sandías cortadas con forma de flor, con maíz blanco y perejil.

Iemanja en Montevideo

Iemanjá en Montevideo

En Montevideo, los fieles se acercan al mar para dejar sus ofrendas durante todo el día, pero la mayor concentración de gente se da cuando cae el sol. En este día especial, los guardavidas de las playas montevideanas trabajan hasta las doce de la noche. Muchas veces, los fieles se adentran muchos metros para hacer sus ofrendas, y a esto se suma el riesgo que supone el agitado mar, la lluvia y la tormenta que religiosamente llega cada dos de febrero.

En la Playa del Buceo los curiosos y simpatizantes pueden ver y participar de los rituales umbandistas. Se pueden comprar claveles blancos, velas celestes, barcos de espuma, coronas, y otros regalos para arrojar al mar y hacer peticiones a la diosa. Sobre la calle hay puestos de feria donde destaca el color celeste y el blanco, y tampoco faltan los puestos de torta fritas y los vendedores ambulantes que recorren la playa.

Los umbandistas se reconocen por su particular vestimenta: los recién iniciados llevan ropa blanca, las mujeres polleras anchas hasta los tobillos, y los fieles de mayor rango usan colores más llamativos. El Mai y el Pai de cada agrupación se distinguen por los colores fuertes de su vestimenta y por ser los que lideran el ritual. Canciones, tambores, iniciaciones, velas, ofrendas, reverencias y otras tradiciones tienen lugar en la playa de Buceo, y el público en general es bienvenido a presenciarlos.