En 1835, se fundó el Cementerio Central de Montevideo para reemplazar el pequeño camposanto de Durazno y Andes, que funcionaba desde 1808 y por entonces ya estaba rodeado de urbanización. La construcción de una nueva necrópolis fue necesaria cuando el Presidente de la República Manuel Oribe prohibió la hinumación de cadáveres dentro de los muros de la ciudad para prevenir epidemias.
Su construcción se hizo en una segunda etapa de expansión de la ciudad, cuando el límite era la calle Ejido y las edificaciones se reunían en torno a la principal arteria de la ciudad, la calle 18 de Julio. Al comienzo entonces, como medida de sanidad, el cementerio estaba en un descampado.
El Cementerio Central se ubica en lo que hoy es el Barrio Palermo, con su entrada principal sobre la calle Gonzalo Ramírez, extendiéndose hasta la Rambla Sur. Con el crecimiento de la metrópolis llegó a quedar completamente rodeado de edificios y viviendas.
Diagramación
El arquitecto italiano Carlos Zucchi, conocido también por su trabajo en la Plaza Independencia y en el Teatro Solís, estuvo a cargo de la diagramación del Cementerio Central, conformado por tres cuerpos o sectores. El primero de ellos es el más cercano a la puerta principal, en él se construyeron nichos y se fraccionó en parcelas para la construcción de panteones familiares.
El primer cuerpo es el que guarece las tumbas más antiguas, y como consecuencia se encuentran allí las esculturas y lápidas más elaboradas, y es donde abundan materiales como el mármol y el bronce. En esta primera etapa del cementerio, las obras eran encargadas mayormente a escultores italianos radicados en Uruguay o incluso eran importadas desde Europa. Años más tarde aparecen trabajos de artistas nacionales como José Zorrilla de San Martin.
Los otros dos sectores, más cercanos a la rambla, en un principio fueron destinados a las fosas comunes para quienes no podían pagar una parcela o un nicho. En el segundo cuerpo, el mármol ya comienza a mermar y aparecen tumbas menos decoradas de granito. En el tercer sector, el más nuevo, todo es más sobrio y moderno, las esculutras y bajorelieves son muy escasos.
Capilla
En 1858, en el proceso de secularización, el Cementerio Central pasó a estar bajo la jurisdicción de la Junta Económico Administrativa, y surge entonces el primer cementerio público del Uruguay. Los servicios religiosos se hacían entonces en las parroquias, y luego los cuerpos eran trasladados para su entierro. A causa de las epidemias que aparecieron en esos años, se exigió que los cuerpos fueran trasladados inmediatamente después del deceso.
A pesar de tratarse de un cementerio secularizado, a raíz de las protestas que ocasionó esta medida, fue necesario construir un recinto donde los fallecidos recibieran el sacramento. En esta segunda etapa de la historia del cementerio, el escultor y arquitecto suizo italiano Bernardo Poncini se encargó de construir la rotonda o capilla, así como del diseño de los muros principales que conocemos hoy.
Sobre la rotonda se construyeron treinta nichos que actualmente solo se utilizan para urnas. En 1900, se colocaron en la puerta del fondo y en los laterales, tres virtales construidos en el taller de Valentían y Vittone en Montevideo. Estos coloridos vitrales que aún hoy se conservan en buena parte, son representaciones de motivos religiosos.
Panteón Nacional
En la cripta de la rotonda, ubicada en el centro del primer sector de la necrópolis, se encuentra actualmente el Panteón Nacional. Cuando en 1867 falleció el político uruguayo José Ellauri, se autorizó por decreto hinumar sus restos en la cripta de la rotonda del Cementerio Central de forma provisiora, hasta que se construyera un mausoleo como Panteón Nacional.
Pero muchas veces lo provisiorio es para siempre, y desde entonces la cripta alberga a otras personalidades que han prestado algún servicio al país. Aunque no se haya declarado de forma oficial, se convirtió en el Panteón Nacional.
El mausoleo solo se abre al público dos veces al año: el dos de noviembre y en el Día del Patrimonio, que se celebra anualmente en el mes de octubre.
El tesoro de las Masilotti
En la década de los cincuenta, las hermanas italianas Clara y Laura Masilotti llegaron a Montevideo para buscar en el Cementerio Central un tesoro que ellas afirmaban se encontraba enterrado allí. Con un viejo mapa heredado de su abuelo como prueba, las hermanas comenzaron los trámites con el gobierno uruguayo y obtuvieron el permiso para excavar. El tesoro no fue hallado, pero durante años las excavaciones fueron el foco de atención de la prensa y los montevideanos.
Si se hace un recorrido por el cementerio, hoy se pueden ver sectores del piso que rodea la capilla donde las valdosas son diferentes a las originales, e incluso queda un tubo de perforación. Se trata de los sitios donde se estuvo excavando en la búsqueda del tesoro.
Visitas guiadas
Necro Tours es un privado que ofrece visitas guiadas al Cementerio Central los martes a las 19 y a las 21 horas. El recorrido dura aproximadamente dos horas y se hace cuando el cementerio cierra las puertas al púbico.
Tiene un costo de 10 dólares o 300 pesos uruguayos por persona. Por informes o reservas te puedes comunicar al 099122719.