Basílica Catedral de San José de Mayo

Frente de Catedral De san José de Mayo

El punto más elevado de la capital del departamento de San José son las torres de la Basílica Catedral de San José de Mayo. Casi desde cualquier punto de la ciudad se puede alzar la vista y ver las cúpulas revestidas de azulejos franceses de su iglesia principal.

El horario de apertura al público es de lunes a sábado de 8 a 12, de martes a sábado de 15 a 17 horas, y los domingos de 9 a 13 y 30 y de 18 a 20 horas. Por más información te puedes contactar al (598) 4342-3339.

Historia de la Catedral de San José

Construcción

La construcción del templo comenzó en 1857 y estuvo a cargo del maestro constructor catalán Antonio Fontgivell. Se erigió al lado de la vieja iglesia de techo de paja y en frente a la plaza principal de la ciudad, que hoy recibe el nombre de Plaza de los 33 Orientales.

Interior de la Catedral De san José de Mayo

Siguiendo los estilos arquitectónicos de la época, se construyó una imponente nave central de 26 metros de ancho y 72 metros de largo, que se sostiene en ocho columnas de mármol de Carrara. Se trata de un mármol muy apreciado por su blancura, extraído del Municipio de Carrara en Italia. La obra terminó en agosto de 1874 y el edificio fue bendecido el 24 de marzo de 1875.

En la Catedral de San José se conserva una campana más antigua que su propia construcción, que data de 1687. Es de la época de las Misiones Jesuíticas y fue trasladada desde el pueblo San Borja, cerca de lo que hoy es Durazno, por el General Fructuoso Rivera.

Restauración

Columnas exteriores de la Catedral De san José de Mayo

Otra fecha importante en la historia de este edificio es 1935, cuando el párroco Monseñor Ricardo Di Martino, se encargó de reformar y embellecer la iglesia, contratando a varios artistas.

De esta época de restauraciones datan las arañas de cristal de Murano y los frescos del pintor italiano Lino Dinetto. También se reformó la Capilla del Santísimo con obras del pintor suizo Martino Perlasca y los hermanos Repetto de Italia construyeron el altar.

Bancos de la Catedral De san José de Mayo

La obra más sobresaliente por su ubicación y dimensión es la imagen de San José con el niño Jesús en brazos, colocada al centro del altar mayor. San José es el Santo Patrono de la Catedral y de la ciudad que lleva su nombre. Esta obra es de la autoría del escultor catalán José María Pousada Bravo.

En 1955, la iglesia de San José fue elevada a la categoría de Catedral y dos años más tarde fue designada Basílica Menor y Santuario Nacional de San José. Desde el 2 de octubre de 1990, el edificio es Monumento Histórico Nacional.

El reloj de la Catedral de San José

Fachada de la Catedral De san José de Mayo de noche

En 1900, se colocó el enorme reloj que exhibe una de sus torres. En torno a la historia del reloj circula el mito de que se había encargado dos relojes a Europa y por error el segundo se envió a San José de Costa Rica. También se divulgó el mito en sentido contrario, es decir, que el reloj lo compraron en Costa Rica y por error terminó en Uruguay.

Ambos mitos son falsos y hay documentación que lo prueba, pero probablemente fueron iniciados por el hueco que tiene la segunda torre y que hace pensar en un proyecto inconcluso. La historia real de la compra del reloj ya tiene cierto colorido sin necesidad de estos mitos.

El párroco Presbítero Norberto Bentancur se encargó de recaudar los fondos para la compra del reloj y fueron los ciudadanos quienes colaboraron para este propósito. El relojero del pueblo, llamado Luis de Amilivia Sellanes, viajó a Europa con la plata de la colecta, que era una fortuna considerable. Se fue con el encargo de comprar un reloj que se ajustara a las medidas del hueco de la torre.

Puerta de la Catedral De san José de Mayo

Pasaron algunos años desde su partida y en el pueblo no se tenía noticias del relojero, así que comenzaron los rumores de que se había fugado con el dinero. Las habladurías llegaron hasta Europa a oídos de Amilivia y escribió una carta que se publicó en el diario local de San José. En esta carta explicaba que su atraso se debía a que estaba comprando cada una de las partes por separado. El relojero tuvo que viajar a varios países para armar el reloj de las dimensiones que precisaban.

Volvió cinco años después de su partida con la maquinaria comprada en Suiza. Las esferas de tres metros de diámetro las compró en Londres, en la misma fábrica que construyó el Big Ben. Las campanas pequeñas vinieron desde Génova, Italia y la más grande, que marca las horas y pesa más de tres toneladas, vino desde Barcelona.