Petrona Viera fue la primera mujer en dedicarse a la pintura en Uruguay de forma profesional. Entre sus óleos se destacan paisajes y colores vivos, pero sobre todo escenas cotidianas y de niños jugando. Para hacer estas obras, la artista visitaba escuelas en el horario del recreo, elegía a algunos niños y los invitaba a su estudio para retratarlos.

Nació el 24 de mayo de 1895 en la ciudad de Montevideo. Tenía dos años cuando sufrió una meningitis que la dejó sorda. Gracias a que su familia podía pagar una instructora particular, aprendió a leer los labios, a comunicarse por gestos, a leer y a escribir desde temprana edad.

Era hija del político Feliciano Viera, miembro del partido colorado y Presidente Constitucional del Uruguay entre 1915 y 1919. Petrona era la primera de once hijos que tuvo la familia.

Su inseparable hermana Luisa la acompañaba a todos lados y hacía las veces de intérprete. También era su compañera cuando salía a pintar al aire libre, especialmente los días de tormenta, que paradójicamente a Petrona la inspiraban a pintar paisajes de jardines y playas.

Formación y carrera de Petrona Viera

Su vocación por la pintura la condujo hacia a los estudios formales. La educación de Petrona en el arte comenzó en 1913, cuando tenía 18 años. Tan solo dos años más tarde, hizo su primera muestra. En 1920, continuó aprendiendo dibujo y pintura con Vicente Puig y a partir de 1922 y durante varios, Guillermo Laborde se convirtió en su maestro y amigo.

Fue en 1926, bajo la tutela de Laborde, que Petrona llevó a cabo su primera exposición individual. Influenciada por Laborde, las pinturas de Petrona se acercan al planismo de los pintores uruguayos de los años veinte, que recurrían a imágenes bidimensionales, dejando de lado la profundidad.

Luego de la muerte de su maestro, Petrona exploró otras técnicas, como el grabado en metal y en madera, pero hacia fines de los años 50, hizo un retorno a la pintura y al planismo.

El ocaso de Petrona

Luego de la muerte de su hermana Luisa, que sufrió un cáncer terminal, Petrona también se enfermó de cáncer. Ocultó su enfermedad y padecimiento hasta que fue muy tarde y los médicos tuvieron que planificar una cirugía de urgencia.

Antes del día de la operación, se tomó un tiempo para hacerse un autorretrato con semblante triste. Luego de la operación vivió seis meses que le dieron tiempo de ordenar sus cosas: destruyó parte de sus obras que no quería que fueran parte de su legado, clasificó las pinturas que quería que se conservaran y volvió a pintar un autorretrato, pero esta vez con expresión alegre.

Petrona Viera murió a los 65 años, el 4 de octubre de 1960.