En 1917, Francisco Piria comenzó a construir una iglesia en Piriápolis, para luego donarla a la Iglesia Católica, pero la curia lo rechazó totalmente, debido a que la construcción contenía ornamentos que simbolizaban a la alquimia. La iglesia fue diseñada en la escuela Eiffel de París.
Francisco Piria, hijo de humildes inmigrantes italianos, era un poderoso empresario uruguayo, que vivió a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Se destacó por la construcción de numerosas obras, pero sobre todo por ser el fundador del balneario Piriápolis en el Departamento de Maldonado, y por su intervención en más de sesenta barrios de Montevideo. Se cree que fue el primer alquimista de Uruguay. Muchas de sus obras abundan en símbolos alquímicos y fueron construidas según la Kábala.
La iglesia está orientada al Este para ver la salida del sol, típica orientación de los templos masónicos. Francisco Piria diseñó la iglesia en el centro de lo que sería la planificación del balneario, pero no la zona no su urbanizó según estos planes. En la actualidad, la iglesia se encuentra a gran distancia del centro de Piriápolis.
Para llegar hasta esta antigua obra inconclusa, se puede transitar la Rambla de los Argentinos hasta tomar la ruta 37 hacia el Castillo de Piria o el cerro Pan de Azúcar. Sobre el margen izquierdo de la ruta, se puede apreciar la construcción de la iglesia, que hoy se encuentra en ruinas.
A pesar de que la obra no se finalizó, se puede ver un marcado e intrigante estilo gótico. En su torre hay un rosetón con ocho pétalos, símbolo muy usado por los masones. Esta ventana está orientada según la posición del sol, para que durante el equinoccio de eprimavera entre un rayo que ilumina directamente al altar. Se comenta que se siente energía en todo su entorno.
Al fallecer Piria, la construcción de la iglesia no había finalizado. Quedó abandonada y desde entonces se le ha dado diferentes usos. Actualmente es propiedad privada y se la utiliza como depósito de leña. El edificio está en peligro de derrumbe.