La Isla Encantada es una pequeña isla rocosa erosionada por las aguas del Océano Atlántico, ubicada en frente al balneario Cabo Polonio, en el Departamento de Rocha. Se encuentra en la latitud -34 y longitud -53. Forma parte del grupo Islas de Torres, un archipiélago pequeño, no habitado, con islotes de poca altura interconectados por crestas submarinas, que durante las tormentas son cubiertos por las olas.
También forman parte de las Islas de Torres la Isla Rasa, que es la más cercana a la costa, y el Islote, la más distante. Este grupo de islas fue descubierto por Juan Díaz de Solís, y fue quien las bautizó con el nombre de su cuñado Torres.
Desde de la costa de Cabo Polonio se ven algunos de los islotes de este grupo, ya que se encuentran a poca distancia de la península, pero para tener un panorama más completo del archipiélago, se puede subir al faro o hacer una excursión en bote.
La Isla Encantada está a 850 metros de la costa. Tiene una elevación máxima de cuatro metros sobre el nivel del mar y su superficie es de aproximadamente 210 por 102 metros. En su escabrosa y ahuecada superficie se forman cuevas, que sirven de refugio a una colonia de lobos marinos. Desde Cabo Polonio, cuando el viento llega desde el mar, se puede oír el coro permanente de los lobos marinos, similar al aullido del viento.
En la Isla Encantada sobresale una roca de 30 por 40 metros, conocida como Cafundú de los loberos. Cabo Polonio, antes de ser un balneario al que acuden turistas de todas partes del mundo, era un pueblo dedicado a la caza de lobos para la importación de su cuero a Europa. Los primeros habitantes fueron trabajadores que se dedicaban a estas tareas.
Leyenda de la Isla Encantada
La Isla Encantada debe su nombre a una leyenda. Entre la gente del pueblo se comenta que dos palomas blancas habitaron por más de cincuenta años en esta isla rocosa, cuidando un tesoro escondido por alguno de los tantos navegantes que naufragaron en estas traicioneras costas.
Los navegantes de todas partes del mundo usaron palomas y otros tipos de aves para encontrar tierra firme. Hoy en día tienen una simbología benévola, pero para algunos pueblos germanos y para los marineros de otros tiempos, podían significar mala suerte. Las palomas se conocen además como ratas voladoras, porque son portadoras de enfermedades.
Los marineros que se acercaban a la costa de Cabo Polonio y se topaban con esta pareja de palomas blancas, podían interpretarlo como un mal presagio, y si esto significaba dar marcha atrás en el curso, estas aves funcionaba bien en su cometido de cuidar el tesoro.