Cerro Batoví

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El Cerro Batoví se encuentra en el Departamento de Tacuarembó, al norte de Uruguay. El nombre del cerro proviene de la lengua guaraní, su traducción es “seno de mujer”. Es un cerro emblemático para el departamento, declarado Patrimonio Histórico y Cultural de Tacuarembó. Forma parte del escudo departamental desde el año 1960.

Está ubicado en el kilómetro 368 de la ruta 5. Forma parte de la Cuchilla de los Once Cerros, todos ellos tienen como característica común la cima “chata”. El Cerro Batoví tiene una altura aproximada de 230 metros sobre el nivel del mar. Se halla rodeado de praderas bajas. No existen otros cerros en las cercanías, por eso el Batoví se destaca en el paisaje.

sierrasLos Once Cerros tienen como característica peculiar una cima de bloque de piedra basáltica (roca de origen volcánico), lo que les da forma de meseta. Los cerros fueron desgastados por la erosión de millones de años.

En las inmediaciones se han encontrado fósiles de llamas, lo que indica que alguna vez fueron picos nevados y de gran altura. Se estima su edad geológica en doscientos millones de años.

Leyenda sobre el origen de los cerros chatos uruguayos

Hay quienes sugieren o afirman que los cerros chatos no son obra de la naturaleza, sino que fue la mano del hombre la que les imprimió las cimas perfectamente rectas. Julio C. Stelardo, alquimista uruguayo, en su libro titulado La Alquimia y el Grial en el Río de la Plata hace referencia a los cerros chatos.

stelardoEl autor cuenta una historia diferente a todo lo aprendido, al mismo tiempo nos advierte que el alquimista nos puede engañar, esconder la verdad o querer transmitirnos un mensaje oculto por las palabras.

Stelardo afirma que en esta región hace más de cuarenta y ocho mil años vivía una civilización muy avanzada, los Urunagas. Los indígenas que también habitaban la región llamaban a estas tierras región de los Urunagas, vocablo que después de miles de años derivo en Uruguay.

Los Urunagas construyeron castillos y monasterios en la cima de los cerros. Este pueblo acreedor de grandes conocimientos y poderes emigró por cambios climáticos, en la revolución solar, hace veinticinco mil años a la región del Tíbet, Nazca y Perú. Antes de migrar cortaron los cerros con escarabajos y taparon las rutas subterráneas que comunicaban con Nazca.

Llevaron los castillos hasta las profundidades del mar, quedando cómo único vestigio de su existencia el corte perfecto de la roca. Consigo llevaron su sabiduría y tesoros, el resto desapareció.