Laguna de Rocha: sendero entre dunas y aves

Niños con baldes para capturar sirí en la Laguna de Rocha

La Laguna de Rocha cubre unos 70 kilómetros cuadrados, pero apenas alcanza metro y medio de profundidad en su parte más honda. Este ecosistema está protegido bajo la categoría de Paisaje Protegido, que abarca un área mucho mayor que la laguna en sí.

La zona protegida comprende más de 30 mil hectáreas, incluyendo parte de la plataforma marina. Este espacio es hogar permanente u ocasional de diversas especies, como lobos marinos, toninas, delfines franciscana, tortugas verdes, pingüinos de Magallanes y, entre julio y octubre, la ballena franca austral e incluso orcas.

Barra de arena de la Laguna de Rocha

Una barra de arena separa la laguna del océano. En ocasiones, las olas del mar, bastante bravo en esta zona, logran traspasar la barrera, creando lenguas de agua salada que llegan hasta la laguna. Ocasionalmente, la arena se abre y las aguas se mezclan, un fenómeno esencial para la dinámica del ecosistema.

La Laguna de Rocha es hogar de más de 200 especies de aves, tanto residentes como migratorias. Entre las especies más comunes se encuentran el biguá o pato maragullón, el cisne de cuello negro, rayadores, el ganso coscoroba, gaviotines, la gaviota capucho café y el flamenco austral.

Aves en la Laguna de Rocha

Además, en la zona habitan mamíferos y reptiles como el endémico sapito de Darwin, carpinchos, gatos monteses, zorros y nutrias. En cuanto a la flora, abundan especies nativas adaptadas a crecer en las dunas, como la redondita de agua, el pasto dibujante y la margarita amarilla.

La laguna también es hábitat de cangrejos sirí, caracterizados por su color azul y buen tamaño, muy valorados en la gastronomía local. Al igual que en la Laguna de Castillos, en esta laguna se pesca camarón y diversas especies de peces, como lenguado, corvina y pejerrey.

Sendero de la Barra de la Laguna de Rocha

Sendero hacia el observatorio de aves

Donde termina la Ruta 10 en el departamento de Rocha, comienza un camino de tierra que corre en paralelo al mar y lleva hasta el inicio del Sendero de la Barra. A lo largo del recorrido se puede ver algunas casas de veraneo y, más cerca de la barra, un grupo de viviendas de pescadores artesanales. En la zona también hay algunas propuestas gastronómicas, como el restaurante La Cocina de la Barra y otros pequeños puestos de comida, donde la especialidad son los pescados y mariscos obtenidos en el área.

Al inicio del sendero hay carteles informativos que solicitan a los visitantes no dejar residuos y, en caso de ir con perros, mantenerlos con correa para evitar que espanten a las aves. Se recomienda llevar agua, ya que no hay servicios en el recorrido. Además, está prohibido ingresar con vehículos, cazar, hacer fuego o acampar.

El sendero tiene una extensión de 2,8 kilómetros y está bien señalizado. El primer tramo, que llega hasta el mirador de aves, es accesible para personas en silla de ruedas. El resto del recorrido es por arena. Se recomienda seguir siempre el sendero demarcado para permitir el desarrollo de las dunas, fundamentales para la protección del ecosistema y la mitigación de los efectos climáticos en la región.

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