
El dulce de leche es uno de los sabores más característicos del Río de la Plata. Se encuentra en muchísimos postres: alfajores, tortas, helados. Ningún extranjero que visita Uruguay debería irse sin probar esta delicia.
Su origen sigue siendo incierto. Varios países —entre ellos Uruguay, Brasil, Argentina, Chile y Perú— se lo disputan. En 2003, el gobierno argentino propuso declarar al dulce de leche, junto con el asado y las empanadas, como Patrimonio Cultural de Argentina.
Ante esta iniciativa, Uruguay respondió de forma diplomática y por separado, proponiendo que el dulce de leche fuera reconocido como patrimonio gastronómico de la región del Río de la Plata. Tras negociaciones bilaterales, ambos países acordaron presentar una solicitud conjunta ante la UNESCO y la OMC para registrar estos productos como patrimonio cultural gastronómico rioplatense, sin carácter exclusivo.
Hay indicios de que, en Uruguay, los esclavos africanos durante la época colonial ya lo elaboraban como una forma de consumir leche y azúcar, dos alimentos que a menudo les estaban vedados.
En la localidad de Young, departamento de Río Negro, se realiza el Festival Nacional del Dulce de Leche a mediados de noviembre. Allí más de 40 empresas presentan sus productos, hay espectáculos musicales y un concurso de belleza en el que se elige a la reina del festival.
Receta casera de dulce de leche
Ingredientes
- Azúcar: 500 gramos
- Leche de vaca: 2 litros
- Esencia de vainilla
- Bicarbonato de sodio: una cucharadita
Preparación
Primero disolvé el bicarbonato en un poco de agua; esto le dará más color y espesor a la preparación. Luego colocá el resto de los ingredientes preferentemente en una olla de cobre, que ayuda a distribuir mejor el calor y facilita una cocción pareja. Cociná a fuego fuerte durante algunas horas, revolviendo de vez en cuando con una cuchara de madera.
Cuando comience a tomar el color marrón claro característico, bajá el fuego. Cuando se alcance un tono más oscuro y la textura deseada, retiralo del fuego y seguí revolviendo. Una vez que se enfríe, podés envasarlo y conservarlo en la heladera.