
Atlántida es uno de los balnearios más visitados de la Costa de Oro uruguaya. Sus playas tranquilas, su rambla extensa y su cercanía con Montevideo la convierten en un destino ideal tanto para descansar como para disfrutar de actividades al aire libre.
Además del mar y la arena, Atlántida y el vecino balneario de Villa Argentina sorprenden con dos construcciones que se destacan por su originalidad: una con forma de barco y otra que simula la cabeza de un águila. Ambas fueron impulsadas por el empresario italiano Natalio Michelizzi y hoy forman parte del patrimonio arquitectónico de la costa. Visitar estos lugares es también asomarse a la historia excéntrica y visionaria de quienes imaginaron un Atlántida moderno y diferente.
El edificio en forma de barco

En la intersección de la Rambla y la calle 22 se encuentra una edificación que parece sacada de una postal náutica. Se trata del edificio conocido popularmente como el hotel en forma de barco, aunque su nombre original es Planeta Palace Hotel.
Fue construido entre 1937 y 1939 por encargo del empresario italiano Natalio Michelizzi, con una estética art déco de estilo náutico. En su época fue uno de los hoteles más modernos del país: tenía calefacción central, agua caliente en todas las habitaciones y un diseño pensado para impresionar. Su estructura simula un transatlántico con planta baja, tres cubiertas y un mirador semicircular que recuerda un puente de mando.
El hotel dejó de funcionar como tal en 1954 y actualmente el edificio se mantiene como propiedad horizontal. En 2005 fue declarado Monumento Histórico Nacional, como ejemplo destacado del art déco uruguayo.
El Águila de Villa Argentina

A solo unos minutos del centro de Atlántida, en el vecino balneario de Villa Argentina, se encuentra otra construcción imposible de ignorar: El Águila, también conocida como El Nido del Águila o La Quimera.
La historia comienza en la década del 40, cuando Michelizzi le pidió a su constructor de confianza, Juan Torres, que hiciera un hueco en una roca para colocar una imagen religiosa. Al volver de Buenos Aires, Michelizzi se encontró con una pequeña estructura con baño y cocina. Impresionado, decidió continuar con la obra: le pidió a Torres que construyera una cabeza de águila mirando al mar y más adelante agregó una pieza frontal que recuerda la proa de un barco.
Toda la construcción fue hecha de forma artesanal, con piedra y madera, sin planos ni arquitectos. Durante años circularon rumores sobre su función real: algunos creían que se trataba de un puesto de espionaje nazi, debido a su nombre y apariencia. Sin embargo, no hay pruebas de ello, y todo indica que fue simplemente la casa de descanso de Michelizzi, quien falleció en 1953.
Tras décadas de abandono, El Águila fue restaurada entre 2014 y 2018. Desde entonces funciona como centro turístico y cultural, administrado por la Intendencia de Canelones. Se realizan visitas guiadas, exposiciones y actividades en temporada alta. Fue declarada de interés departamental en 1997 y desde 2007 cuenta con medidas de protección patrimonial.