Visitas guiadas al Parque Anchorena

Torre de Anchorena

El Parque Anchorena se encuentra en el Departamento de Colonia, al oeste del territorio uruguayo. Actualmente funciona como residencia de descanso de los presidentes, a la vez que constituye un área de reserva natural abierta al público. Para llegar hasta Anchorena se debe transitar la ruta 21, que une las ciudades de Colonia del Sacramento y Carmelo, hasta el kilómetro 198.

El parque se puede visitar de jueves a domingos en el horario de 10 a 14:30. La única modalidad para ingresar al parque es con visitas guiadas. Comienzan a las 9 y a las 13 horas, en el horario de la tarde. El recorrido dura tres horas y se hace en los vehículos de los visitantes.

En un paseo de doce kilómetros se hacen cuatro paradas en puntos importantes. Estas paradas son: la ribera del Río de la Plata, la playa Negra, la Torre Conmemorativa y el muelle del Río San Juan. Luego de la visita guiada, en el Centro de Visitantes se proyecta un audiovisual para cerrar la visita. Por información sobre el costo o hacer tu reserva debes llamar al (598) 4522-1510.

Atracciones del Parque Anchorena

En las 1.370 hectáreas del Parque Anchorena, declarado Área Protegida en 1990,  convive una variada fauna y flora, diversas especies autóctonas y otras exóticas, traídas personalmente desde algún país lejano por el argentino Aarón de Anchorena. Entre las más de 150 especies florísticas se destacan los robles, los arces japoneses, los álamos blancos, alcornoques y más de 50 variedades de eucaliptus traídos desde Australia. En cuanto a la flora autóctona, esta crece en su mayor parte en la ribera del Río San Juan. Allí los visitantes podrán contemplar arrayanes, ceibos, mataojos, lapachillos, sauce criollo, chal-chales, y espinillos en otras áreas del parque.

Ciervos en Anchorena

En cuanto a la fauna nativa, allí convive una población bastante grande de carpinchos, comadrejas, zorros de monte y nutrias. Hay más de 75 especies de aves, entre ellas cisnes de cuello negro, patos, pájaros carpinteros, zorzales y picaflores. En los ríos se encuentran bagres amarillos, sábalos, pejerreyes y tarariras. Una de las principales atracciones del parque son las manadas numerosas de ciervos axis, originarios de la India.

Anchorena recorría Europa y Asia a bordo de su barco El Pampa, y fue así que sembró y cultivó distintas especies en Colonia, e introdujo fauna exótica. Importó el jabalí, originario del Cáucaso, que se extendió al resto del territorio y se convirtió en plaga nacional.

Las construcciones principales del parque son la Residencia Presidencial, antigua residencia de Anchorena de marcado estilo normando, una Capilla, la Capatacía, el Palomar, el Centro de Visitantes, que funciona en la antigua caballeriza, y la Torre Conmemorativa. La torre fue erigida por Anchorena sobre los restos de la antigua torre de la Guardia de San Juan, como un recordatorio de la primera fundación  de los españoles en la región del Río de la Plata.

Residencia Presidencial Anchorena

La Torre fue construida con piedras de la zona y exhibe una elegante cúpula. Alcanza los 75 metros sobre el nivel del mar, proporcionando una vista panorámica del parque y del Río de la Plata. Desde allí incluso se puede ver la ciudad de Buenos Aires. La obra costó cerca de medio millón de pesos en oro. Hoy la torre funciona como un pequeño museo, donde se exhiben objetos encontrados en las excavaciones de la obra. Es allí donde yacen los restos de Anchorena.

También se conserva la primera casa de Anchorena. Se trata de una sencilla construcción con techo de zinc, ventanales y alero, como las típicas casas criollas de la época. A poca distancia se mantiene en pie su vivero, donde aún hoy se trabaja para mantener el jardín y reforestar el parque. Al lado del vivero está la antigua jaula donde Anchorena tenía monos. Los viajes de este intrépido estanciero no solo se evidencian en la exótica flora y fauna: en las construcciones se pueden apreciar objetos de todas partes del mundo.

Historia del Parque Anchorena

El Parque Anchorena se ubica en el paraje conocido como Barra de San Juan. El nombre de la zona se debe a que por el año 1542 el español Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, con la compañía de 50 hombres, fundaron el pueblo San Juan. La corona española pretendía con esta estrategia obtener un mayor control sobre la navegación desde el Río de la Plata hacia el interior del continente americano. El poblado llegó a contar con 200 habitantes, entre ellos las primeras mujeres que se establecieron en la región.

El pueblo permaneció solo un año y la región estuvo abandonada hasta 168, cuando se establece la guardia española de San Juan, por orden del Gobernador Garro. El propósito de esta guardia era vigilar a los portugueses que en 1683 fundaron Colonia de Sacramento. Cerca de cuarenta años después, desde esta guardia partieron las fuerzas del Gobernador Zabala para fundar Santiago de Montevideo, que hoy constituye la capital de Uruguay.

Casa de Anchorena

Comenzaba el siglo XX, cuando dos amigos, Aarón de Anchorena y Jorge Newbery sobrevolaron el Departamento de Colonia a bordo del famoso globo aerostático Pampero que partió desde Buenos Aires. La belleza de la región cautivó a Anchorena y su madre le compró 11 mil hectáreas en la desembocadura del Río San Juan. Anchorena construyó una estancia como sitio de recreo, a la vez que destinó extensas hectáreas a la explotación ganadera y agrícola. Llego a tener más de ocho mil cabeza de ganado vacuno, plantaciones de lino, trigo y maíz.

En 1910 el italiano Bartolomé Cattáneo aterriza por error en la estancia de Anchorena, creyendo que era el Real de San Carlos. Fue el primer vuelo que unió a Argentina y Uruguay. Más tarde, en una fiesta de amigos en la estancia, Newbery se decidió a batir el récord del italiano, haciendo el recorrido ida y vuelta a Buenos Aires.

El testamento de Anchorena legó el parque al Estado uruguayo, con las condiciones de que su cuerpo fuera sepultado en el sitio y que fuera un parque público. Muere en 1965 y conservaba 4.700 hectáreas, de las cuales 1,370 pasaron a ser administradas por el estado. En su legado exigió que la estancia funcionara como parque con fines educativos y de preservación ambiental.