Historia y visitas a la Estancia Narbona

Estancia Narbona

Rodeada de un monte de ombúes, espinillos, palos borrachos, talas y otros arbustos autóctonos, se ubica la Estancia Narbona, a diez kilómetros de la ciudad de Nueva Palmira y trece kilómetros de Carmelo. Se trata de una de las construcciones más antiguas del país, declarada Monumento Histórico Nacional.

La historia de esta estructura colonial comienza cuando el aragonés Don Juan de Narbona adquiere cerca de cuatro leguas cuadradas, limitadas por el Arroyo Sauce, el Arroyo de Las Víboras, el Arroyo Polanco y el Río Uruguay. Narbona se trasladó desde Buenos Aires a la Banda Oriental en busca de cal para la construcción.

Capilla de NarbonaPara 1732 ya estaba instalado en su nueva estancia. Tenía caleras, hornos y aserraderos, donde trabajaban esclavos. Fue el primero de la zona en explotar  los montes y también se dedicó a la venta de ganado. Cinco años más tarde construyó el casco de la estancia que hoy conocemos y un oratorio, que por entonces constituía la única capilla entre Montevideo y Soriano.

La estancia fue heredada por su única hija, quien se casó con Francisco Martín Camacho, perteneciente a una  familia que tuvo gran influencia en la zona.

Visitas a la Estancia Narbona

A la Estancia Narbona se llega desde Colonia del Sacramento por la ruta nacional número 21, doblando por un camino de tierra a la altura del kilómetro 264. Este desvío está poco después de pasar el Puente Camacho que cruza el Arroyo de Las Víboras, y es fácil de reconocer porque un ombú está al comienzo del camino.

Se puede visitar la Estancia Narbona todos los días excepto lunes y viernes, en el horario de 9 a 17. Se recomienda llamar previamente al teléfono (598) 4540 4154.

En las ruinas de la estancia se puede apreciar un estilo típicamente colonial, techo a dos aguas, habitaciones grandes y paredes gruesas de un metro de ancho. Además de la casona del estanciero, se conservan dos habitaciones que ocupaban los esclavos y la antigua capilla.

Túneles en Capilla de NarbonaLa Capilla de Narbona, es el sepulcro del fundador de la estancia. Se conserva de aquella época una imagen de la Virgen de la Candelaria y sobre el piso hay unas tapas de madera que llevan a túneles subterráneos. Estos túneles llegan hasta el arroyo y fueron construidos como medio de escape por los constantes ataques que ocurrían en la época colonial, pero también fueron utilizados para retener a los esclavos que traficaba el español.

Una glorieta con una parra de uvas tannat en la entrada y una antigua santa rita en el centro del patio dan a estas ruinas un aspecto silvestre, que no solo invita a los visitantes por su significado histórico, su entorno natural también hace su aporte.